viernes, 22 de enero de 2010

Mi Portera.

Enjuta, pálida, triste; con las ojeras lamiéndole las mejillas,sólo la
dulzura de su mirada es atrayente: los ojos de mi portera destellan
ternura y ponen la nota de vida en un rostro aniñado que le hace
aparecer con menos edad de la real.


La impresión que nos causa a primera vista es barrida por su vita-
lidad y empuje. Jamás he visto a mi portera ociosa. Incansable en
su trabajo no le queda tiempo para la pregunta indiscreta o la
visita inoportuna; pero eso sí, siempre está presente cuando
una necesidad la reclama.


Lee mientras vigila las entradas desde su garita. Escucha tambien
mucha radio, ambas aficiones le han proporcionado una cultura
básica muy apreciable. En una palabra: mi portera no responde
al cliché manido de "portera holgazana y cotilla".Mi portera es
!una señora de la portería!


¿Qué si es perfecta mi portera? Si al regresar de un viaje alguien
desea encontrar su terraza adornada con unas matas de hierba
seca, debe dejar sus macetas al cuidado de mi portera.


Año 1947.

No hay comentarios:

Publicar un comentario