domingo, 10 de enero de 2010

Carta abierta a la vida

No, no voy a volver a llorar. Ya dijo Tácito que si lloras porque
no ha salido el sol, las lágrimas no te dejarán ver por la noche las
estrellas
. No, no me lamentaré ni arrastraré mi existencia con
la amargura puesta, buscaré una rendija por donde zafarme de
los negros nubarrones y tomaré la senda de los resistentes.

¿Acaso no puedo seguir con mi vista el vuelo de una paloma,
aspirar el aroma de una rosa, extasiarme ante la hermosura de
un cuadro, contemplar una puesta de sol, sentir como unas notas
musicales aletean sobre mi corazón, posar mis ávidos ojos en las
páginas de un libro o emborronar la límpida cuartilla con un
manantial de frases?

Cuando al llegar la noche me acueste ligera de fortuna, frágil de
salud, serena en mi ausencia de egoísmos, sin saber cuál será mi
horizonte de mañana, dormiré arropada por la seguridad de que
el trino de los pájaros me despertará al amanecer, el rayo del sol
se posará más tarde sobre mi cuerpo y yo me elevaré hacia un
nuevo día comenzando una vez más la maravillosa aventura
de seguir viviendo.


Año: 1985.

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